martes, 2 de noviembre de 2010

VII Gran Recital «Arte In Memoriam Día de los Difuntos»



La Vida es un Carnaval
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Por: Mario Morales Charris 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.•. Gr.•. Log.•. del Norte de Colombia
Miembro del Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia del R.•. E.•. A.•. A.•.




Una vez más la Sociedad Hermanos de la Caridad y la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia, a través de la Biblioteca Pública Julio Hoenigsberg, realizaron el Gran Recital «Arte In Memoriam Día de los Difuntos».

El suceso cultural se llevó a cabo en la «Plaza de los Fundadores» del Cementerio Universal, el viernes 26 de noviembre de 2010. El evento se viene efectuando desde el año 2004 y llega a su séptima versión. Desde sus inicios ha servido para enaltecer, especialmente, las obras de poetas y declamadores. Sin embargo, a lo largo de estos años las dos instituciones han procurado abarcar y apoyar las distintas manifestaciones culturales; de esta manera han presentado conciertos de música clásica, romántica y de otros géneros, como también obras de teatro, cuentos, exposiciones de pintura, danzas, etc.

Otra de las características de este acontecimiento cultural, es que en cada versión se les rinde un especial homenaje a aquellas personas que en vida contribuyeron al desarrollo de la cultura. Así, se ha rendido tributo a Gloria Logreira, Jorge Artel, Leonello Marthe Zapata y Gabril Escorcia Gravini. En esta ocasión, se le dedicó a los hacedores del carnaval, de ahí que el lema escogido haya sido «La vida es un carnaval», título de una bella canción escrita e interpretada por la famosa cantante cubana Celia Cruz.

Es interesante resaltar que los restos de muchos de los hacedores del carnaval reposan en el Cementerio Universal, primer campo santo libre de Colombia, entre ellos: León Caridi, quien donó la casa que hoy en día es la sede del carnaval de Barranquilla; Emil Castellanos, quien personificó durante muchos años a la célebre «María Moñitos»; Ralphi Cien, rey momo en 1996; Luís Carlos Meyer, rey del porro, autor de los inolvidables temas «La Historia» y «El Gallo Tuerto», y muchos otros.

El acto con una gran concurrencia fue abierto por el Muy Respetable Gran Maestro de la Gran Logia del Norte de Colombia, Querido Hermano Dr. Ricardo Varela Consuegra.

Seguidamente se presentó un audiovisual preparado por Alfonso Palma Solórzano, intitulado «Homenaje Póstumo a los Hacedores del Carnaval».

Después de cada actuación de poetas y declamadores hubo un intermezzo musical a cargo del maestro Jeffry Noguera, quien también acompañó con fondo armonioso de piano las lecturas poéticas.

Intervinieron con piezas histórico-literarias el director de la Funeraria Universal, Querido Hermano Dr. Jaime Castilla Camacho con «Sociedad Hermanos de la Caridad, Funeraria y Cementerio Universal: Tradición y Crecimiento sostenido enfocados con calidad», quien ofreció una copa de champaña y entregó premios a las primeras personas que tomaron planes mortuorios y que creyeron en el proyecto funerario, y el Querido Hermano Dr. José Morales Manchego con «El Carnaval: una visión poética de la vida».

Luego se presentó un popurrí artístico alusivo al «Carnaval de Barranquilla», declarado por la UNESCO «Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad».


Por último se exhibió la obra de teatro «La muerte no triunfó aquí», dirigida por el maestro Mario Zapata Yance.

El programa estuvo a cargo del Comité Cultural, constituido por los Queridos Hermanos Mario Morales Charris, coordinador y Álvaro Díaz Romero, Antonio I. Caro y José Morales Manchego, con la colaboración de los Queridos Hermanos Carlos Narváez Buendía, Álvaro Cañavera Zapata y Jaime Castilla Camacho.

Pues bien, de acuerdo a investigaciones científicas realizadas por profesionales de las diferentes disciplinas de la ciencia, la vida surgió en la tierra hace, aproximadamente, unos novecientos millones de años y los primeros seres humanos aparecen desde hace cerca de un millón de años. La mayor parte de esta fase corresponde al período del régimen de la comunidad primitiva.

La época del régimen de la comunidad primitiva es considerada de gran valía en la historia de la humanidad, porque es precisamente cuando comienza a surgir y a estructurarse el soporte de toda la evolución progresiva de la vida material del ser humano. Desde entonces, a éste le ha causado curiosidad el significado o el porqué de la vida. Ha tratado de buscarlo recurriendo a los distintos órdenes del saber en el tiempo y en el espacio. En la baja Mesopotamia los semitas y sumerios, luego los babilonios; en la parte alta los asirios, donde encontramos el gran poema de la época: 'La epopeya de Gilgamesh'. En este documento arcilloso de 4.100, años se hallan varios proverbios, uno de los cuales hace referencia a la vida y la muerte: «Si muere un hombre pobre, no trates de volverlo a la vida». Para los antiguos egipcios, el contraste entre el atardecer y el amanecer, era el referente de la muerte y la vida. El arte de vivir consistía en hacer lo que complacía a los dioses. Se enfrentaba a la muerte como a un mero tránsito que marcaba el paso de una clase de existencia (la vida terrestre) a otra forma o aspecto de vida en el “Más Allá”. Los chinos desde el pasado remoto consideraban que la persona estaba formada por un cuerpo y varias almas, que no morían con el cuerpo, sino que tras la muerte pasaban a vivir en el mundo de los espíritus. Tiempo después, en el feudalismo, aparece el pensador Confucio como una de las figuras más influyentes de la historia; su filosofía la centró en la vida aquí, en esta tierra; planteaba que la meta de la vida era vivir una buena vida moral y que la muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida. Los hindúes en la época védica, pensaban que su vida es de cierta manera porque condiciones anteriores así lo han determinado; afirmaban que al cambiar su interior cambiaría el mundo. Los antiguos griegos, en la edad de los dioses, explican los orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras a través de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas. A los romanos los motivó a creer en la reencarnación de una vida pasada en una nueva vida al observar que la luna y el sol desaparecían y después aparecían nuevamente, lo mismo que las estaciones del año, el follaje, la flora, etc., que cumplen un ciclo. De esta manera pensaban que el ser humano moría pero regresaba otra vez en otro cuerpo. Al respecto, en la edad contemporánea, muchos antropólogos opinan que los entierros de los Neandertales son evidencia de su creencia en la vida después de la muerte.

Las distintas religiones también tratan de encontrarle sentido a la vida. Para la mayoría de ellas la vida presenta connotaciones espirituales y trascendentales. La cristiana dice que la vida humana es un paso que conduce al alma de la inexistencia a la plenitud eterna en un período de tiempo. La budista considera que la vida es cada uno de los estados de reencarnación de los seres en el samsara. El concepto de alma no existe en esta religión. Existe, en su lugar, una energía metafísica imperecedera y cambiante denominada karma.

En las diferentas disciplinas de la ciencia igualmente encontramos diversas concepciones sobre este asunto. La vida para la biología es la estructura molecular autoorganizada capaz de intercambiar energía y materia con el entorno para poder automantenerse, renovarse y finalmente reproducirse. En la medicina la vida existe desde que se fecunda el óvulo o desde que ya no es posible legalmente el aborto hasta el cese irreversible de la actividad cerebral o muerte cerebral. Se define también la vida vegetativa como un conjunto de funciones involuntarias nerviosas y hormonales que adecuan el medio interno para que el organismo esté y responda en las mejores circunstancias a las condiciones del medio externo, funciones que parecen estar regidas por el hipotálamo y el eje hipotálamo-hipofisario. La termodinámica dice que los sistemas vivos son una organización especial localizada en la materia, donde se produce un continuo incremento de orden sin intervención externa.

Muchos pensadores con distintas visiones del mundo han intentado encontrarle una explicación a la vida. Por ejemplo, Pitágoras decía: «Elige la mejor manera de vivir; la costumbre te la hará agradable». Aristóteles: «Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido». Séneca: «A vivir se aprende toda la vida, y toda la vida se ha de aprender a morir». Plinio el viejo: «Lo mejor que la naturaleza ha dado al hombre es la brevedad de su vida». Lope de Vega: «Quien no ama la vida, no la merece. ¿Qué viene a ser esta vida, sino un breve camino para la muerte?»

Igualmente Platón señalaba que: «El hombre vive en un mundo de sueños, de tinieblas, cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse tendiendo hacia el bien. Únicamente entonces el hombre desistirá de la materia y llegará a la luz». Con base a esta concepción, Pedro Calderón de la Barca estructura la obra de teatro barroca: «La vida es sueño», con un tono dramático, pero sin llegar a ser tragedia, donde el tema central es la libertad frente al destino.

Como vemos, son muchas las opiniones existentes sobre el concepto de vida. Por consiguiente, una de las más interesantes aventuras que se nos presentan en la vida es precisamente encontrarle sentido; pero, nos corresponde a cada uno encontrarlo, lo cual nos permitirá aprovechar al máximo nuestro breve paso por este mundo. Significa creer realmente que nos hemos manifestado y continuamos haciéndolo por un propósito elevado, un deseo que solo nosotros podemos vislumbrar y lograr.

Para finalizar, nos permitimos afirmar que la vida no es un objeto, es un procedimiento. La mejor manera de conocer lo que es la vida es viviéndola. Si buscamos el significado de la vida en algún dogma o en determinada filosofía, seguro que perderíamos la esencia de lo que es la vida y su verdadero significado. La vida no nos está esperando en ninguna parte; nos está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que hemos de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en nuestro respirar, en la circulación de nuestra sangre, en el latir de nuestro corazón. Cualquier cosa que sea es nuestra vida. El ser humano ha estado haciendo esto durante miles de años como lo hemos visto. Los conceptos se han vuelto muy importantes, las explicaciones son interesantes; pero como decía el famoso filósofo griego, Demócrito de Abdera, «vida sin fiestas es como un largo camino sin posadas». Por consiguiente la fiesta forma parte de nuestra vida, es la felicidad; la felicidad es la manifestación del amor; la vida es alegría. Como la fiesta y la alegría son componentes propios del éxtasis o la euforia del carnaval, Celia Cruz consideró que ¡ la vida es un carnaval..!
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Poemario

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Por: Mario Morales Charris 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.•. Gr.•. Log.•. del Norte de Colombia
Miembro del Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia del R.•. E.•. A.•. A.•.




Al ver la luz el Primer Gran Recital “Arte in Memoriam Día de los Difuntos” el 5 de noviembre de 2004, y después del ofrecimiento que nos hizo el profesor Ricardo León De las Salas, director de la revista-taller «Luna y Sol» para publicar los poemas seleccionados de ese evento, como efectivamente sucedió. Revista que fue financiada en su totalidad por la Sociedad Hermanos de la Caridad, y luego de algunos impases que tuvimos en materia de cumplimiento en su publicación, le presenté la propuesta al Comité Cultural de la Sociedad Hermanos de la Caridad y de la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia de crear nuestra propia revista con el nombre de «POEMARIO» y así nos saldría más económica su publicación. La idea fue acogida por el Comité y apoyada por el Presidente de la Sociedad Hermanos de la Caridad, Ilustre y Poderoso Hermano Leonello Marthe Zapata, hoy en el Oriente Eterno, quien además era el Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para Colombia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Así pues, la revista «POEMARIO» nace, en noviembre 4 de 2005, como resultado de la necesidad –de parte de la Sociedad Hermanos de la Caridad y de la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia– de dar a conocer la producción literaria de estudiantes, docentes, escritores y de todas aquellas personas que emplean la palabra como instrumento. Sí, pero como instrumento del género poético (versos, poemas, rimas, décimas…); relacionado con el tema de la «MUERTE» como la antitesis de la vida, que algunos autores lo clasifican dentro del género «ELEGÍACO», estrechamente asociado al «LÍRICO», hasta el punto de que a veces se lo incluye dentro de éste. Se distingue de otros géneros por transmitir sentimientos, emociones y pensamientos a través de diferentes recursos expresivos.

La poesía es una de las manifestaciones literarias humanas más antiguas que se conoce. Hay testimonios de lenguaje escrito en forma de poesía en jeroglíficos egipcios de veinticinco siglos antes de nuestra era. Se trata de cantos de labor y religiosos. El «Poema de Gilgamesh», obra épica de los sumerios en la antigua Asiria, fue escrito con caracteres cuneiformes y sobre tablas de arcilla unos 2000 años a. d. n. e. Sin embargo, mucho tiempo después los egipcios descubrieron una superficie para escribir muy superior a las tabletas de arcilla de Mesopotamia: el papiro. Los cantos de «La Ilíada» y «La Odisea», cuya composición se atribuye a Homero, datan de ocho siglos antes de la era cristiana. Los Veda, libros sagrados del hinduismo, también contienen himnos y su última versión se calcula fue redactada en el siglo III a. d. n. e. Por estos y otros textos antiguos se supone justificadamente que los pueblos componían cantos que eran trasmitidos oralmente. Algunos acompañaban los trabajos, otros eran para invocar a las divinidades o celebrarlas y otros para narrar los hechos heroicos de la comunidad.

En la poesía lírica egipcia aparecen constantes referencias a la muerte y al dolor que causa la ausencia, junto a un sentimiento de alegría por vivir el momento. Esta unión de elementos contradictorios permite al poeta expresar, sus emociones y sentimientos, como puede observase en el «Canto del artista», un poema que se encuentra esculpido en la tumba del faraón Antef, y en la «Canción», poema compuesto hacia el año 2500 a. d. n. e.

El interés de los egipcios por la muerte no significa que fueran tristes o pesimistas, al contrario; para ellos, una de las maneras para prepararse para la muerte era disfrutando la vida. La alegría de vivir de los egipcios se muestra en casi todas las manifestaciones artísticas de este pueblo: en pinturas y esculturas que decoraban los templos, en los objetos de uso cotidiano en la poesía.

Con este primer número de la revista «POEMARIO», una vez más la Sociedad Hermanos de la Caridad y la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia, dan muestra fehaciente del apoyo histórico que se le viene dando a la cultura. Invitan a la ciudadanía en general, sobre todo a los jóvenes, a que ejerciten una de las bellas artes que emplea la palabra a través de la poesía, que genera determinadas emociones al lector cuando la escribimos o al oyente cuando la declamamos.

El objetivo inicial de la revista «POEMARIO» es publicar los poemas, versos, rimas, décimas, etc. dedicados a los «Recitales In Memoriam, Día de los Difuntos»; por este motivo, su circulación será anual y además gratuita, o en su defecto circulará cuando las circunstancias así lo requieran.

No nos queda más que decir: Gracias Dr. Leonello Marthe Zapata, presidente de la Sociedad Hermanos de la Caridad, gracias a su Junta Directiva, gracias al Muy Respetable Gran Maestro de la Gran Logia del Norte de Colombia, Ingeniero Rafael Royett García, por ese apoyo entusiasta que se le ha dado a estos recitales y ahora a la revista «POEMARIO» que acaba de ver la luz.

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El Día de los Difuntos

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Por: Mario Morales Charris 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.•. Gr.•. Log.•. del Norte de Colombia
Miembro del Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia del R.•. E.•. A.•. A.•.




A finales de octubre de 2003 un grupo de intelectuales, amantes a la literatura, la poesía y al arte en general, liderados por el periodista Edgar García Ochoa, más conocido como «Flash», y el profesor y locutor de radio Tito «Sensación» Mejía, le solicitaron permiso a la administración del Cementerio Universal de la ciudad de Barranquilla para realizar un recital el 2 de noviembre, «Día de los Difuntos» a la 7:00 p. m. en ese campo santo. El objetivo era exaltar la memoria de los difuntos. El permiso les fue concedido, sobre todo por el presidente de la Sociedad Hermanos de la Caridad, en ese entonces, el Dr. Leonello Marthe Zapata, hoy en el Oriente Eterno, también amante a la poesía y a las artes.

Cuando nos enteramos sobre el evento que se iba a llevar a cabo, nos llamó poderosamente la atención porque era un acto cultural nunca visto, que yo sepa, en la historia de Barranquilla. ¿Un recital en el cementerio y en horas de la noche? Muchos dirían: ¡huy que miedo! Sobre todo sabiendo la comunidad que este cementerio laico es de los Masones y algunos, por ignorancia, afirman que somos una “secta diabólica”.

Ese día asistí, y acompañé al Querido Hermano Leonello Marthe Zapata y al gerente del cementerio, Querido Hermano Alberto Donado Comas, a ese gran acto cultural.

Lo veía y no lo podía creer, la cantidad de personas asistentes, algunos por curiosidad o por la novedad o rareza del acto, otros por apasionados o enamorados de la poesía. Me encontré con muchos amigos partidarios de la cultura, entre ellos a los profesores Tito Mejía Sarmiento, Lewis Morales Bravo y Ricardo León De las Salas, director de la revista-taller «Luna y Sol».

Todo era improvisado. Los poetas y declamadores salían a leer sus versos o recitar los poemas voluntariamente. El acto se inició en la parte interna de la entrada principal del cementerio a la hora convenida. Allí, recuerdo a un niño de unos 12 años que declamó «El Brindis del Bohemio», poema costumbrista y romántico de origen argentino, escrito en 1928 por el famoso periodista y poeta mexicano Guillermo Aguirre y Fierro. El muchacho demostró su don de buen declamador, con un dominio total en su oratoria, vocalización, gesticulación y un alto conocimiento en la composición literaria. Me hizo recordar la famosa grabación de «El Duelo del Mayoral» que hizo en Discos Fuentes el argentino Antonio Comas, más conocido como «El Indio Duarte». De este lugar pasamos a visitar varias tumbas donde los poetas participantes les dedicaban sus composiciones a familiares y amigos que reposaban en esos lugares.

El evento terminó a media noche. Cansados porque en todo momento estuvimos de pie, no había sillas, muchos se sentaron en el suelo. Nos fuimos contentos, el acto fue un éxito donde todos los participantes mostraron su talento en el género poético, según el estilo de cada quien. Lo cierto es que no sabía que a tanta gente en Barranquilla le gustara la poesía.

Con la experiencia vivida, nos propusimos hacer un acto más organizado para el año siguiente. Aclaro, no soy poeta ni declamo, pero me deleito al leer o escuchar poemas. De pronto algún día se me dé por escribir poemas.

Fue así cómo reuní al Comité Cultural de la Sociedad Hermanos de la Caridad, constituido por los Queridos Hermanos Álvaro Díaz Romero, José Morales Manchego, Antonio Iginio Caro y mi persona como coordinador. Invitamos a estas reuniones a los profesores Lewis Morales Bravo y Ricardo León De las Salas, director de la revista-taller «Luna y Sol» por la experiencia que tenían en la organización de esta clase de eventos.

El Comité Cultural cumplió con las tareas planeadas y el resultado fue el nacimiento del Primer Gran Recital “Arte in Memoriam Día de los Difuntos”. Contamos con el apoyo irrestricto de la Junta Directiva de la Sociedad Hermanos de la Caridad y en especial la de su presidente para poder llevar a cabo el proyecto. La programación se hizo para los días 5 y 6 noviembre de 2004.

El día 5 a partir de las 7:00 p. m. en la Plaza de los Fundadores, donde está el obelisco del Cementerio Universal, participaron los siguientes poetas y escritores invitados: Joaquín Mattos Omar, Henry Stein, Carlos De la Hoz, Adalberto Deulofeut Prado, Manuel Donado, María Cristina Taffur, Santiago Alba, Jota Prada C., Mercedes Olea, Fadir Delgado, Tito Mejía Sarmiento, Javier Marrugo Vargas, Roberto Núñez, Lewis Morales Bravo, María del Carmen España, Ubaldina Díaz Romero, Ivert Pernett, Enrique Llanos Soto, Alfonso Mendoza Alfaro, Hugo León Donado Osorio y Ricardo León De las Salas Mier. Los participantes fueron acompañados con música de fondo por el maestro Javier Jiménez con su guitarra, quien también interpretó, a prima y dúo con Alba Pupo, bellas canciones propias para el momento. Por último, se presentó el «Mariachi México».

El día 6 de noviembre a partir de las 5:00 p. m., los actos se desarrollaron en el Salón Cultural Eusebio De la Hoz de la Biblioteca Pública Julio Hoenigsberg. En primer lugar se inauguró una muestra de pintura y fotografía, donde participaron los siguientes artistas expositores: Marlyn Llinás Cantillo, Antonio I. Caro, Jorge Serrano, Benedicto Arenas, Regina Barrios, Manuel Bustos, José Miguel Granados, Fabián Rivera, Mauricio Cogollo y Álex Stevenson.

Seguidamente presentamos la danza «La Vida es un Carnaval» del Liceo del Norte de Colombia, constituida por niños de estrato uno y con edades entre los 4 y ocho años.

En el tercer acto se presentó la cuentera Mayerlis Beltrán. Después una obra de teatro relacionada con la muerte a cargo de Rosandy Olarte Duarte. Tanto Mayerlis como Rosandy en ese momento eran estudiantes de los últimos semestres de arte dramático de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico.

Luego presentamos al popular humorista Mingo Martínez con «cuentos de velorio», y cerramos la programación con la danza “Kalimba” a cargo del profesor Ramón Sánchez, interpretando entre otras obras «Velorio del Boga Adolescente» de Jorge Artel.

Como podemos ver fue una programación cargada de actividades culturales durante dos días, que entre otras cosas nos dio mucha experiencia.

Por otra parte, el profesor Ricardo León De las Salas, a través del profesor Lewis Morales Bravo, nos ofreció la revista-taller «Luna y Sol» para publicar los poemas seleccionados para el recital. De esta manera vio la luz la revista Nº 19 que financió la Sociedad Hermanos de la Caridad, la cual fue distribuida gratuitamente entre los asistentes. Además, nos correspondió hacer el editorial para dicha revista, que a continuación publicamos:

La Sociedad Hermanos de la Caridad, institución sin ánimo de lucro considerada como una de la más antigua del Departamento del Atlántico, fue fundada el 9 de mayo de 1867 por el médico EUSEBIO DE LA HOZ, en ese entonces de treinta y cuatro años de edad, Masón y miembro activo de la Respetable Logia El Siglo XIX Nº 24, recién constituida por el Supremo Consejo Neogranadino, hoy Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia.

El Dr. Eusebio De la Hoz, filantrópico, notable y emprendedor ciudadano barranquillero, no agotó esfuerzo alguno en realizar obras benéficas a través de la Sociedad Hermanos de la Caridad. Con su perseverancia –como decía Ludwig Van Beethoven, “Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo y acabarás lográndolo”– sacó adelante obras importantes en la ciudad, que después de más de un siglo aún se conservan. Tenemos por ejemplo, el Cementerio Universal, creado en 1870, en el cual yacen los restos de personajes que dejaron indeleble rastro en el acontecer de la literatura, de las artes, de la historia, de la política, de la industria, del comercio, en fin, en todas las actividades que marcaron un hito en la más universal de las ciudades de la República de Colombia, Barranquilla. Los imponentes panteones declaran en silencio majestuoso el exquisito gusto de sus deudos, y tal vez de los mismos difuntos, por dejar a las generaciones presentes y futuras verdaderas obras de arte. Hoy, nuestro cementerio, que nos enorgullecemos en presentar como patrimonio arquitectónico e histórico de Barranquilla, es un lugar obligado a visitar por los investigadores y los turistas que visitan nuestra ciudad.

Las otras obras de gran valor dejadas por el Dr. De la Hoz, se encuentran el Hospital de la Caridad de Barranquilla –primer hospital construido en nuestra ciudad– hoy Hospital de Barranquilla, y la Iglesia del Rosario.

Ciento treinta y siete años después la Sociedad Hermanos de la Caridad, presidida coincidencialmente por otro insigne médico, Dr. LEONELLO MARTHE ZAPATA, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia, se ha consolidado, llevando a la vigorosa práctica las solidarias palabras de su fundador:

“...La caridad no consiste en ser pródigos, más allá en ser útil.”

En los últimos doce años esta providencial expresión, nunca antes se ha hecho mucho más palpable a los ojos de la comunidad. En el campo de la salud, la Sociedad Hermanos de la Caridad es benefactora de la niñez desprotegida, especialmente de los que nacen con problemas de hidrocefalia. En la educación y en la cultura la centenaria corporación ha demostrado una inconmensurable sensibilidad. Otorga auxilios educativos a los bachilleres y universitarios de escasos recursos económicos y con calificados méritos.

Cuenta con una Biblioteca Pública al servicio de la comunidad estudiantil, profesional y de los inquietos bibliófilos; dotada con más de cinco mil volúmenes, tres excelentes salas, la primera para la lectura de los textos consultados, la segunda para el servicio de sistema informático e Internet, impresión y fotocopiado de trabajos y la tercera, para lectura Masónica. Igualmente la Biblioteca cuenta con el Salón cultural “Eusebio De la Hoz” con capacidad para doscientas personas.

La Sociedad Hermanos de la Caridad edita dos revistas trimestralmente: El Misionero, que es el órgano de comunicación de los intereses de esta centenaria corporación cuya primera edición data del 15 de octubre de 1870; con proyección orbital a todos los hombres libres y de buenas costumbres que habitan la faz de la tierra, y la Plancha Masónica, que es una publicación de carácter Masónico de la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia, cuya misión primordial consiste en informar, ilustrar y servir a los altos fines de la Masonería Universal.

Como quiera que dentro del objetivo social de la Sociedad Hermanos de la Caridad se encuentra el de apoyar e impulsar las actividades culturales, su Presidente, Dr. Leonello Marthe Zapata y la Junta Directiva lo vienen cumpliendo en bien de la comunidad atlanticense. Por tal motivo, han programado, a través del Comité Cultural y en coordinación con el Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia, Q H Rafael Royett García, una serie de eventos para conmemorar y exaltar la memoria de los difuntos en su día: que se celebra el 1 y 2 de noviembre.

La memoria de los muertos ha sido en todos los tiempos objeto de la mayor veneración para el hombre, que la ha honrado siempre con un culto especial.

En las culturas antiguas como la china y egipcia el culto a los muertos es un símbolo de unidad familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides.

En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días en los que se recordaban las grandes deudas que se tenían con los antepasados.

Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece, uno va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente habían embalsamado, de esta manera el espíritu podía seguir existiendo. Este espíritu era quien recibía las ofrendas.

La muerte fue divinizada por los griegos y latinos, haciéndola hija de la noche y hermana del sueño, en compañía del cual habitaba en el infierno.

Los romanos elevaron altares a la muerte, pero los franceses y los españoles la veneraron más, según los antiguos escritores.

Según el antropólogo Aquiles Escalante, en su obra LOS MOCANÁ, segunda edición, Pp 58 – 62, nuestros aborígenes en el Departamento del Atlántico consideraban en la muerte física dos componentes: el elemento esencial de la personalidad del difunto, y el elemento propio a su corporalidad. Asimismo que el resto de América prehispánica, practicaban dos tipos de entierros, y en el norte de Sur América se practicó ampliamente la momificación.

El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la religión de los antiguos mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia algo mejor.

Los misioneros cristianos tuvieron que adoptar muchos de los ritos y símbolos indígenas para lograr la evangelización de las civilizaciones prehispánicas.

En la actualidad, estos días se caracterizan por el recuerdo de nuestros muertos y la visita a los cementerios, pero en cada país o región existen diferentes tradiciones.

En México, por ejemplo, país que se destaca a nivel mundial por la celebración del día de los difuntos, según algunos estudiosos se remonta hasta el año 800 (a. de n. e.) en el llamado Festival de muertos, celebrado entre los aztecas durante los meses de julio y agosto, como una fiesta para celebrar el final de la cosecha de maíz, fríjol, garbanzo y calabaza, que formaban parte de la ofrenda a la diosa Mictecacihuatl.

Por lo general cuando hablamos de la muerte del ser humano nos causa susto y angustia, porque culturalmente no estamos preparados para ello, sobre todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando afecta a nuestros seres queridos. La muerte es el fin inevitable de un proceso natural de la vida, en otras palabras es un estado que forma parte de la evolución final de los seres vivos.

Más que el hecho de morir, importa más lo que sigue al morir. Ese otro mundo sobre el que hacemos representaciones, costumbres y tradiciones que se convierten en culturas, todas de igual importancia, pues ante el camino desconocido que la muerte nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos.

En todo caso para conmemorar y exaltar la memoria de los difuntos en su día que se celebra el 1 y 2 de noviembre, la Sociedad Hermanos de la Caridad y la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia lo han programado para los días cinco y seis de ese mes.

El cinco de noviembre se ofrecerá un recital poético y de declamación a las siete de la noche en el Cementerio Universal.

El seis de noviembre, a partir de las 5:00 p. m., en el Salón Cultural de la Biblioteca Pública Julio Hoenigsberg se desarrollarán los siguientes eventos:

1. Inauguración de una muestra de pintura y fotografía.

2. Presentación de la cuentera Mayerlis Beltrán.

3. Obra de teatro a cargo de la profesora Rosandy Olarte Duarte.

4. Presentación del humorista Mingo Martínez con “cuentos de velorio”.

5. Presentación de la danza “Kalimba” a cargo del profesor Ramón Sánchez, interpretando entre otras obras “Velorio del Boga Adolescente” de Jorge Artel.

De esta forma la Sociedad Hermanos de la Caridad y la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia apoyan la cultura de nuestra ciudad.
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