jueves, 16 de agosto de 2007

La Masonería frente al problema de la Educación en Colombia


Por: Mario Morales Charris 33º
Ven:. Maest:. Resp:. Log:. Lealtad No. 7
Ex Gran Maestro de la Muy Resp:. Gr:. Log:. del Norte de Colombia

Pres:. Gran Consejo de Cab:. Kadosch «Lealtad Nº 3», Cám:. 30°


A raíz de la crisis en que se encuentra nuestro País desde hace varias décadas, que se agudizó mucho más a partir de los años ochenta, la Masonería colombiana a través del Supremo Consejo del Grado 33º para Colombia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado – fundado en Cartagena el 19 de junio 1833 - profundamente preocupado por esta situación y ante la ausencia evidente de una conducción juiciosa por parte de quienes naturalmente deben ejercerla, tomó la determinación en 1985 de formular un pronunciamiento que se hacía necesario debido a que no le era posible permanecer sólo como espectador, conforme a su costumbre respetuosa con el curso del destino que debe escoger la comunidad.

Después de catorce años de haberse publicado el mencionado pronunciamiento, como lo hemos expresado en diferentes ocasiones en los TTall.·. y a pesar de haberse decretada, sancionada y promulgada una nueva Constitución Política en 1991, sigue vigente en casi su totalidad. Pero hay algo que hemos considerado muy importante como fue de que nuestra Institución se ocupase en primer término de la problemática de la educación y es precisamente lo que nos proponemos examinar compendiosamente, utilizando para ello como herramienta de análisis el Informe de Desarrollo Humano para Colombia en 1998 divulgado por el Plan de Desarrollo de las Naciones Unidas (P. N. U. D.).

PRIMERO LA EDUCACIÓN

Extrañará a muchos – dice documento en referencia – que en primer término nos ocupemos del sistema educativo y de su transformación, cuando menesteres más apremiantes exigen atención inmediata. Pero al penetrar las apariencias de superficies habrán de comprender que la transformación del hombre y su educación para la vida civilizada, constituye la garantía de que en el futuro sobrevivirán los cambios correctores que en esos otros aspectos logremos introducir. Pensamos que fue muy acertado iniciar el pronunciamiento con uno de los problemas más grandes y trascendentales no de Colombia, sino de la humanidad y que entre más avanza la civilización más complicado es el problema de la educación del hombre. Juan Jacobo Rousseau y en forma más precisa Basedow señalaban en el s. XVIII que educar es hacer del hombre un hombre. Educarse es algo tan difícil que no todos logran perfeccionar, debido que hay presiones de fuerzas extrañas, que en vez de proyectar en el individuo un hombre, logran seres mediatizados, presas fáciles de la explotación. Estos argumentos condujeron a nuestro H.·., uno de los filósofos más notables de Francia, para honra de la Francmasonería, Claude Adrian Helvetius, perteneciente al círculo de los enciclopedistas a manifestar que el arte de formar a los hombres está en todo el país tan enteramente ligado a la forma de gobierno que no es tal vez posible realizar un considerable cambio en la educación pública sin hacerlo en la propia constitución de los Estados. Helvetius se refería a la honda estructura social de un mundo fraccionado en clases y estamentos cerrados, de señores y servidores esclavizados, en dueños de la tierra y sus productos y siervos de la gleba, que sólo la Revolución Francesa tocó parcialmente, erigiendo a su vez en sustituto de la nobleza a la burguesía. O sea un cambio de dueño. Lo que viene a coincidir con la posición de la Francmasonería colombiana cuando señala que El morbo consecuente de este proceso secular, se manifestó en nuestro particular esquema del mundo y desde luego en nuestras reacciones y en nuestra conducta. La sumisa condición del indígena y la obediencia incondicional del esclavo hacia los amos blancos, hispanos y “criollos”, inficionó luego en todos los integrantes de la comunidad granadina trasladando el núcleo de la dependencia hacia fuentes culturales foráneas. Por consiguiente, podemos afirmar que la Francmasonería se ocupó primero del sistema educativo porque la educación como problema humano se ocupa del hombre como individuo y como miembro de una comunidad de la que hace parte, teniendo en cuenta que la comunidad no es la misma en todos los tiempos ni en todos los lugares, ya que no existe un tipo único de comunidad, lo cual determina igualmente diferentes tipos de hombre y no únicamente por sus rasgos étnicos hereditarios, sino por lo que éstos agrega el ambiente donde moran y se crían.

PROPUESTA DE CAMBIO Y LOS DIÁLOGOS DE PAZ.

Con referencia al documento citado, La Francmasonería colombiana propone que Los métodos dogmáticos educativos habrán de ser reemplazados en Colombia por el imperio del “Libre pensamiento”, “Libre investigación”, la “Experimentación Científica”, la “indagación vernácula”, la “Profusa cruzada información sistemática” y la “supremacía de la práctica sobre la teorización”, empleando con amplitud el menospreciado invaluable contingente humano de que disponemos, aplicándolo al estudio de nuestros recursos y a su explotación racional en pro de nuestra comunidad. Abandonaremos las especulaciones abstractas en beneficio del logro de la más alta rentabilidad de nuestras inversiones y de nuestras actividades, para cerrar la enorme brecha de miseria que nos separa de otras sociedades. Pero además de este cambio medular previsto, precisará también despojarse del complejo de copia en el aspecto estructural mismo de nuestra educación y los fines a que ella conduce. Por tanto, podemos observar siete años después la propuesta de la Organización de las Naciones Unidas (O. N. U), a través del P. N. U. D. en 1992, concuerda con la del Supremo Consejo del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·. para Colombia. Esta coincidencia se da luego de hacer un estudio científico sobre este tema, con lo cual le demostró al mundo que la educación es una de las mejores inversiones que puede hacer un país. Las personas con educación son más productivas y contribuyen más al crecimiento económico de un país. Además de procurar el crecimiento económico, suscita la igualdad. Asimismo, ha demostrado que los países más pobres obtienen tasas de rendimiento mucho mayores de la inversión en educación que los países más ricos, prueba fehaciente de todo esto la podemos ver en el grupo de países llamados Los Tigres Asiáticos ¿Quién o quiénes pueden negar que Japón, Corea del Sur, Taiwan, Hong Kong y Singapur no son hoy unas potencias económicas mundiales? Pues su crecimiento económico y su desarrollo social, son producto de un proceso de alta capacitación a gente no calificada en trabajadores altamente productivos y dedicados cada vez más a industrias intensivas en tecnología. Luego queda demostrado que en 1985 el Supremo Consejo del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·. para Colombia, acertó con ocuparse en primer término sobre el sistema educativo, no así los diálogos de paz que se desarrollaron –en el gobierno de Andrés Pastrana en el año 2000, los cuales fracasaron– en el Caguán con las F. A. R. C., donde el primer punto de la agenda era el Modelo económico que debe aplicarse en nuestro País, o sea que los actores del conflicto le dieron más importancia a lo económico que a lo social, lo cual no compartimos por lo que acabamos de exponer y además si examinamos la década del noventa y la entrada al año dos mil, la educación en el mundo se muestra como uno de los sectores de mayor crecimiento, cuantitativo y cualitativo, y como una de las condiciones esenciales del desempeño de la economía.

DE LOS ESTADIOS EDUCACIONALES

Colombia al igual que otros países subdesarrollados, no posee un modelo adecuado de educación acorde a su sistema de producción, comercialización; a su política laboral, de desarrollo y crecimiento en general; a la idiosincrasia y costumbre de sus regiones. Por estos motivos la Francmasonería a través del Supremo Consejo del Grado 33º para Colombia manifiesta que Es urgente que entendamos que no podemos seguir despilfarrando dinero, tiempo, ilusiones y esperanzas, insistiendo en mantener, por remendar, los tres niveles convencionales de instrucción.

El llamado bachillerato en Colombia, tiene como objetivo principal, casi por entero excluyente, habilitar formalmente al educando para ingresar a la universidad, a sabiendas de que ésta no puede admitir en su seno sino una pequeña fracción de bachilleres y con la certeza de que si todos los bachilleres pudieran ingresar a la universidad y hacerse a la postre profesionales, el país en manera alguna podría utilizarlos (…) (...) Es apenas obvio que la universidad sólo debe proveer exclusivamente al número necesario de profesionales que el mercado del país requiere y en las ramas pertinentes, pues lo contrario implica necesariamente presionar la oferta y depauperarizar los ingresos de los profesionales, o propicia su éxodo del país con el consiguiente despilfarro de la inversión hecha en su educación.
Con relación a esto último, estudios recientes muestran que los países en desarrollo pierden miles de personas capacitadas todos los años: ingenieros, médicos, técnicos. Frustrados por los bajos salarios y la limitación de oportunidades en sus países, se marchan a otros más desarrollados en donde sus talentos pueden encontrar un mejor uso y sean mejor remunerados.

El problema se debe más que todo a la falta de planificación y control, presentándose así una superproducción. Con frecuencia los sistemas educativos de los países en desarrollo toman como modelo los requerimientos de los países industrializados y capacitan demasiados egresados de alto nivel. Entre los países industrializados más beneficiados con las capacidades de los inmigrantes se encuentran, Estados Unidos de América y Canadá. Solamente en el período comprendido entre 1960 y 1990, aceptaron más de un millón entre profesionales y técnicos.

REPLANTEAMIENTO REVOLUCIONARIO

Desde los albores de la República el I.·. P.·. H.·. general Francisco de Paula Santander y su ministro Estanislao Vergara, ordenaron, el 6 de octubre de 1820, la organización de escuelas de primeras letras en todas las ciudades, villas y lugares que tuvieran bienes propios y aún en los pueblos indígenas. Después de este noble propósito, al final de su gobierno, el general Santander, presentó como balance la existencia de 1.000 escuelas y 26.000 alumnos. Para el período de la Reforma radical de 1870, en el gobierno del H.·. Eustorgio Salgar, con el apoyo del secretario del interior, H.·. Felipe Zapata, se establece la “instrucción obligatoria”. Se da expresamente prioridad a la escuela de primeras letras y se intenta convertirla en “gratuita, obligatoria y religiosamente neutral”. En 1930, se manifiesta la primera preocupación explícita por que la educación sea la base de un desarrollo más moderno e igualitario. Los presidentes Olaya Herrera y López Pumarejo y con los ministros López de Meza y Echandía, impulsan una reforma para terminar con la diferencia entre la escuela urbana y la escuela rural y fijar en cuatro años la educación general y dos años más de preparación para un oficio. El resultado de esta medida en 1950 fue un crecimiento superior del 75% de la matrícula tanto urbana como rural, fortaleciéndose además la educación privada. Para el período de 1953 a 1963, la matrícula se duplica, pasa de dos a cuatro millones y de 1963 a 1974, se inicia una etapa de estancamiento.

Del asunto de convivencia civilizada y delimitación de campos entre la Iglesia Católica y el Estado, propio de la lucha entre 1870 y 1930, se pasa al problema de la financiación que permita alcanzar la universalización soñada desde los comienzos de la república, y posteriormente a la cuestión de la calidad de la educación, en la que se incluye la formación de valores. Esto se presenta más que todo en la década de los ochenta como una manifestación de equidad. Los noventa están marcados por la iniciación de las pruebas de calidad, por la descentralización como forma casi única de organización y por la reflexión sobre las finalidades de la educación, como derecho fundamental y función social.

A todo lo anterior, en ese documento a que hemos hecho alusión, la Francmasonería propuso: Una educación básica de ocho años que permitiría a la juventud ingresar al mercado de productores-consumidores a la temprana edad promedia de 15 años, límite en el cual una complementación artesanal o técnica en el “SENA” y un eventual enganche por dos años dentro de un servicio mixto laboral-militar, a favor del Estado, con garantía de ingreso automático dentro del contingente laboral, permitiría a los jóvenes colombianos de uno y otro sexo, a una edad máxima de 20 años, sobrevivir con decoro y no depender de otras personas. De esta manera la gran población estudiantil al instruirse, estaría habilitándose para trabajar y producir, pero además, y como parte del proceso, estaría retribuyendo al Estado con su trabajo por la instrucción recibida.

El grueso de la población estudiantil tendría como empeño el habilitarse para trabajar con idoneidad, y sólo la estrecha franja con vocación, aptitudes y posibilidades óptimas para el desempeño universitario, se dedicaría a coronar una carrera, pero desde luego no por los procedimientos convencionales de la docencia clásica con los rasgos magistrales del Medioevo, sino con el aprovechamiento máximo de la comunicación cruzada y profusa.
Esta propuesta del Supremo Consejo del Grado 33º para Colombia para que pueda llevarse a cabo, los gobernantes y nuestros «Padres de la Patria» deben, ante todo, deponer los asuntos personales y actuar siempre con la mejor voluntad política de mejorar la calidad de vida de la sociedad colombiana comenzando por un inmejorable sistema de educación, y de esta manera se verían compensados todos los esfuerzos realizados en el pasado. Hoy por ejemplo, las carencias educativas en el País son inmensas: 20 de cada 100 niños entre 7 y 11 años están por fuera de la escuela primaria y 45 de cada 100 niños y jóvenes entre 12 y 17 años no asisten a la secundaria. De cada 100 niños que entran a primero de primaria, sólo 42 logran llegar al noveno grado de educación básica, y aún 34 logran graduarse.

Para terminar, podemos señalar que el gasto público en educación en Colombia es insuficiente, comparado con los destinados “a la defensa de las instituciones”, para la cobertura total de la educación básica, y es inequitativo por niveles. El gobierno colombiano gasta apenas US$ 90 anualmente por alumno de primaria. US$180 en secundaria, mientras en educación universitaria invierte US$1.100. Sólo Bolivia, El Salvador y Paraguay gastan menos que Colombia en esos niveles básicos de educación. Por el contrario, el nivel de gastos en educación superior en Colombia es similar a los demás países de la región. Esto es grave si tenemos en cuenta que el gasto en educación es supremamente negativo en términos no sólo de crecimiento económico y de desarrollo social, sino en cuanto a la discriminación de la desigualdad del ingreso.

1 comentario:

enrique dijo...

Permitanme comentar una realidad muy antigüa y actual. Al ver la historia observamos el respeto por los responsables de impartir o los expertos en proporcionar aprendizajes, los didaskalos, los maestros, los profesores, los docentes, a medida que avanza la historia observamos lo descendido que está, el respeto para con los guías del saber educacional formal, y más aún, el delego al profesor por la educación del alumno, siendo los padres y apoderados formadores de hijos hurfanos, en cuanto a la educación, y siendo los apoderados los transportes a las escuelas, tranformando a las escuelas en guarderías.La tarea de educar, no es ni para hacerla en casa ni para hacerla en clases sino en conjunto. La valoración no debe ser con un gracias hacia el educador sólamente,sino con el recurso monetario, todos los oficios, ocupaciones o profesiones son necesarias y valorables, sin profesores no existirían Médicos, pero en el mundo materialista, consumista he individualista que vivimos; los jóvenes quieren ser médicos y no profesores, por la poderosa razón de ser aliado del poderoso caballero Don dinero, entonces estudian en muchos casos para ser docentes como una segunda opción. ¿no es acaso el profesor un multi facético y guíador en multiples ramas del saber?, ¿es sólo la inverción en elementos inhertes lo necesario?. Pienso que las inversiones podrían apuntar al producto humano quién es finalmente el generador de nuevos humanos, esperando que eduquemos para una sociedad libre, fraterna y con igualdad. Enrique Paredes Wittig